domingo, 24 de abril de 2011

"SOLO"


Escuchó el ruido seco al cerrarse la puerta detrás de él. Dió dos pasos, sólo dos, y se detuvo en el pasillo. No pensaba en nada, sólo miraba el salón, el comedor...el balcón. Dejó pasar un rato. Corto. Pero no escuchó nada. Una extraña sensación se apoderó de él al darse cuenta, otra vez, de que estaba sólo.
Paul había salido temprano, había cogido el autobús para ir al centro. Pero allí en el pasillo de su casa recapacitó en el hecho de que había salido sin tener a donde ir. Lo había hecho por costumbre, como lo hacía casi siempre.
Sus ojos enfocaron el suelo, específicamente las ranuras entre tabla y tabla del parqué, pero no por alguna razón concreta. Era la forma en que Paul viajaba hacia su interior. Era la forma en que Paul buscaba las razones de aquel silencio. Era su forma de dar la bienvenida a uno de esos momentos en que todo parecía absurdo y triste. Triste e inexplicable.
Trató de que aquel momento pasara lo mas rápido posible. Respiró profundo. Cerró los ojos y pensó que sería sencillo recordar algo agradable que le habría pasado aquel día, como le habían recomendado hacer. Pero no recordó nada. Por mucho que se esforzó, por mucho que trató de repasar todo el trayecto desde su casa hasta el centro en el autobús, la caminata por la calle peatonal, el paseo por los jardines llenos de perros jugando a perseguirse y a pelearse, la vuelta a casa. Solo sentia un peso extraño en el aire. Un peso que parecía haber aumentado con el ruido de la puerta.
Paul sintio que su cara se escurría. Que los músculos de su cara se estiraban hacia abajo al mismo tiempo que sus ojos se abrían, como tratando de ver en la oscuridad aunque la luz estaba encendida.
Paul empezó a llorar. Sin quererlo. Sin ni siquiera pensar en la posibilidad de llorar. Sin ni siquiera sentir que tenía una buena razón para hacerlo. No movió sus brazos, ni su columna se corvó hacia adelante, ni colocó sus manos en la cara. Las lágrimas salían de sus ojos sin grandes aspavientos. Sabía que nadie le miraba y dijo en voz alta "Ay Paul...". Y continuó escrutando las paredes. Los bordes de las baldas y las esquinas oscurecidas del techo.
Ese día, mientras lloraba, descubrió que hablaba solo. Que muchas veces a lo largo del dia discutía con él mismo por algún objeto que no encontraba o por el agua caliente que no terminaba de salir en la ducha. Que iba enumerando a viva voz los ingredientes de la receta que preparaba para comer y que luego, después de sentarse en la mesa se felicitaba por lo bien que había quedado. O como podría haberlo hecho mejor. Se consultaba a si mismo en que recipiente guardaría las sobras.
Se sintió tonto al darse cuenta de que se hablaba a si mismo en voz alta y se sonrió al mismo tiempo que lloraba.
Pasó, ahora si, sus manos por la cara, espantando las lagrimas y se sentó en el sofá. Encendío un cigarrillo y pensó en planear que hacer al día siguiente.
Con la mirada fija en las ranuras del suelo decidió que se levantaría temprano, se afeitaría. se pondría el jersey rojo que tanto le gustaba y cogería el autobús al centro.
Paul se sintió reconfortado al darse cuenta de que ya tenia planes para la mañana siguiente.
"Iré al centro" dijo. Y volvió a sonreír , mientras aplastaba la colilla en el cenicero, al darse cuenta, otra vez, de que pensaba en voz alta.

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